Subir montañas. Aprender, avanzar y mejorar… siempre mejorar. Luchar y perseverar… siempre perseverar. Imaginar y soñar… siempre soñar. Compartir, sentir y reír… siempre reír. Fracasar y triunfar… como aprendizaje. Intuir y prever…puede no ser cierto lo que ves. Entender el entorno… que no conoce piedad. Escuchar las señales… que son legión. Navegar… con calma justa. Decidir… es tu libertad. Asumir el sufrimiento… que alguna vez llegará. Proteger… el compañero es tu mitad. Corazón caliente y sangre fría. Humildad debida.
Aún así… nada es seguro. Nadie te obligó… y a nadie exigirás.
Luego… bajar de allí… con las mismas reglas.
Vivir.


miércoles, 21 de noviembre de 2012

Entre cero y ocho mil metros

Este libro... ¿libro?... también pudiera ser un Nuevo Testamento, aún sin terminar, del siglo XX.
Vio la luz en 1975, de la mano de una leyenda viva del alpinismo: Kurt Diemberger, un superviviente que, ya en el siglo XXI, todavía nos cuenta historias de vida y muerte... con una crudeza en absoluto hiriente.
Posee una narrativa directa, apoyada en frases cortas y, al igual que todas las obras maestras de la literatura de montaña, muestra la lucha de la vida cotidiana y el fragor de las batallas alpinas.


Entre los capítulos dedicados a sus primeras escaladas por el mundo, prioriza las relaciones humanas, tanto en el día a día como en el sentimiento hacia el compañero de cordada; no podía ser de otra manera viniendo de la vieja escuela.

Nos cuenta sus aventuras en la norte del Eiger, el Gran Zebrú... coronado por un inquietante merengue de azúcar o la tormenta eléctrica soportada en la arista de Peuterey.
También sus expediciones al Broad Peak (8.047m.) y Dhaulagiri (8.222m.)... cumbres vírgenes hasta ése momento. Incluye otras escaladas en el Tirich Mir (7.708m.) y la tremenda pérdida de su amigo Hermann Buhl en el Chogolisa (7.654m.)... "el desgarro de la cornisa... la sacudida"... un capítulo estremecedor y emotivo.

Nacido en Austria en 1932, descubre la montaña de la mano de su padre... buscador de cristales, al que dedica un magnífico capítulo a la búsqueda de la gran gema soñada.
Profesor de matemáticas, aritmética comercial y contabilidad... nos mantiene en vilo constante, con pensamientos cruzados buscando respuestas a la existencia del ser humano y su relación con la montaña.
Un libro de culto... y mesilla de noche.

No me puedo resistir a incluir en ésta entrada lo que Kurt titula como inicio del libro... "página cero".


"Los libros suelen tener un principio y un fin. Éste no, y tal página podría encontrarse en cualquier sitio y, por descontado, fuera del libro.
Mi vida continua, no conozco su principio ni tampoco su conclusión.
En un ángulo de mi cuarto, pendiente de un tenue cordón, cuelga el "mundo". Podemos mirar a su través, ya que consta de dos simples anillos de paja. Algún que otro recorte en forma de estrella recuerda la Navidad, pero esto a penas tiene importancia. Es más, una de las cuatro estrellas se ha caído con el transcurso de los años. La esfera, sin embargo, no para de girar ora a un lado, ora al otro. Solo raras veces está quieta.
He llamado a estos aros de paja "el mundo".
Porque un cero no es nada; pero un cero que ha comenzado a girar debe forzosamente ser algo...".

Y... puesto que hasta la última línea de éste libro contiene enjundia bastante... elijo un párrafo al azar...

"Las montañas, la roca, el hielo. El maravilloso y centelleante hielo. Quien ama los montes, debe ir a los montes, de otro modo no es ya un hombre, ni siquiera para los demás; y pierde la alegría de vivir. Pero no son la única cosa en el mundo: a mi lado un estudiante prepara cangrejos para su colección.
(Muchas veces callejeo con mi máquina de escribir, para grabar enseguida las impresiones; la llevo hasta en el coche).
Viéndole se me ocurre pensar que dentro de unos pocos diez milenios el sol se hinchará y la tierra morirá.
¿Qué objeto tiene, pues, cada cosa?.

2 comentarios:

  1. Eduardo Junquera (Club Alpino Maliciosa)7 de junio de 2016, 1:52

    Uno de los libros de montaña mas apasionantes que he leido. Desgraciadamente lo regale y no he podido volver a encontrarlo. Segun mi opinion, es uno de los libros que todo amante de la montaña deberia tener.

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    1. Cierto, Eduardo. Es un libro de "culto" para todos aquellos que gustan de los "jerseys bonitos".
      Un abrazo.

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