Subir montañas. Aprender, avanzar y mejorar… siempre mejorar. Luchar y perseverar… siempre perseverar. Imaginar y soñar… siempre soñar. Compartir, sentir y reír… siempre reír. Fracasar y triunfar… como aprendizaje. Intuir y prever…puede no ser cierto lo que ves. Entender el entorno… que no conoce piedad. Escuchar las señales… que son legión. Navegar… con calma justa. Decidir… es tu libertad. Asumir el sufrimiento… que alguna vez llegará. Proteger… el compañero es tu mitad. Corazón caliente y sangre fría. Humildad debida.
Aún así… nada es seguro. Nadie te obligó… y a nadie exigirás.
Luego… bajar de allí… con las mismas reglas.
Vivir.


jueves, 13 de septiembre de 2012

Petit Dru

El Dru parece vigilar el valle de Chamonix, mirando al oeste, como un centinela en infinita vigilia cubriendo sus hombros con una inmensa capa que roza el glaciar. Sin embargo será la cara norte, algo más corta y sombría, la que pertenece a la historia del alpinismo clásico.
La denominación correcta de éste impresionante obelisco sería Aig. du Dru... con dos cimas bien diferenciadas... el Grand y Petit Dru... de 3.754m. y 3.733m. respectivamente.

Su cumbre fue alcanzada en 1879 por J.Charles-Straton, P.Payot y F.Folliguet por una ruta que actualmente se considera como la normal de subida y también de bajada con algunas variantes. Desde luego no está regalada y exige concentración.


...Aiguille du Dru...


En 1904 se registra el primer intento serio  a la cara norte, a cargo de la cordada Ryan/Lochmatter

y en 1934 es descendida en rápel por la cordada Robert Gréloz y André Roch (famosos por su cara norte del Triolet), lo que podríamos considerar una auténtica novedad en aquellos años.

Los días 31 de julio y 1 de agosto de 1935, contra todo pronóstico, Pierre Allain y Raymond Leininger se hacen con la tan deseada norte del Petit Dru que se convierte en la tercera pared incluida en la inevitable lista de las seis grandes.

Es justo y obligado repasar brevemente la vida de Allain, ése hombre de pelo enredado y mirada traviesa, al que años después apodan el viejo. Nacido en Mirabeau (Francia) en 1904, descubre la montaña en 1928 y pocos años después se convierte en el maestro de un terreno de juego que le ofrecerá la posibilidad de alcanzar un alto nivel en la escalada en roca. Fontainebleau un bosque repleto de bloques donde apurar la dificultad y que los clásicos de la época desprecian por no ajustarse al modo de entender el alpinismo del momento.


En pocos años aborda sus primeras escaladas en alta montaña, con aperturas serias y repeticiones de otras rutas memorables, aprovechando su ingenio para fabricarse material (en 1939 crea el primer mosquetón ligero en aleación de aluminio, sin olvidarnos del descensor para rápel o los míticos pies de gato P.A.)...  actividad que continuaría hasta su fallecimiento en el año 2000.

Su lista de primeras es impresionante travesía Agujas de Chamonix, sur directa Meije, arista nordeste Grand Charmoz, oeste Aig. Blatière, arista este Cocodrile, etc. sin olvidar la tercera repetición de la Walker a las Grandes Jorasses.
Como a toda aquella generación de hombres curtidos, se le detiene el tiempo con la II Guerra Mundial y finalmente participa en la liberación de Chamonix, en 1944, donde entabla amistades duraderas con otros grandes como Terray, Rébuffat, Lachenal, etc.


Aunque realiza actividades en hielo y nieve (participa en una expedición francesa al Himalaya…asciende la norte de las Courtes en solo tres horas, etc.) siempre reconoce que prefiere la roca y el terreno mixto y se muestra muy crítico con la escalada que utiliza medios artificiales sistemáticamente. Es un purista con una visión moderna y atrevida.

En el verano de 1935 un grupo de alpinistas liderados por Raymond Lambert se retiran de un intento a la norte del Dru y Allain no se lo piensa dos veces, convence a Leininger y juntos, en dos días de escalada, pasan a la historia.
Leininger nace en París en 1911 y podríamos decir que su historial acompaña al de Allain son inseparables. También participa en la expedición francesa al Himalaya, realiza un viaje en bicicleta en 1938, junto a su mujer, desde los Alpes al Hindu Kush y en 1951 consigue la primera ascensión a la cumbre norte del Alpamayo.

En el transcurso de una entrevista a Raymond Leininger, en 1977, cuenta una anécdota muy significativa sobre la tremenda carga emocional que soportaron. El día que se dirigen hacia su objetivo desde Montenvers son abordados por dos turistas que les estrechan las manos de forma reverencial y efusiva, mientras uno sentencia…”si vuelven vuelvan con vida.

*APROXIMACIÓN.
Si bien tradicionalmente se ha utilizado la aproximación desde Montenvers, hoy en día y debido a los constantes derrumbes que afectan a la vertiente oeste, personalmente considero que existe un peligro real en atravesar la base del Dru. En cualquier caso las decisiones las toman los alpinistas y desde la Mer de Glace el terreno a seguir es evidente.

Desde Grand Montets existen tres opciones, a evaluar según condiciones, que permiten acceder al glaciar del Nant Blanc a diferentes alturas.


Las dos primeras obligan a remontar ligeramente hasta la rimaya, bien visible, de la Petite Aiguille Verte (como referencia tendremos que subir hacia una agujita de roca muy llamativa si optamos por la zona alta o atravesar unos 80m por debajo de ella si nos decidimos por la opción más baja).
Estas dos posibilidades acaban en el mismo lugar del glaciar y la que va más alta dispone de un par de rápeles con cintajos, aunque son prescindibles. Desde éste punto de encuentro se atraviesa el glaciar hasta una isleta de roca característica, justo al pie del espolón que baja de la Aig. Sans Nom (buen vivac).

La tercera opción consiste en descender directamente desde Grand Montets, siempre bajando hasta encontrar un primer corredor bien definido. Podría ser la opción más cómoda, pero es mas larga puesto que acaba muy abajo y será necesario atravesar un glaciar roto y remontar todo el cono de entrada desde el inicio.
Le daremos un par de horas, bien cumplidas, para alcanzar la entrada al espolón rocoso de la norte del Dru.

*DESCENSO.
Unos destrepes delicados e intuitivos nos llevarán al primer rápel y desde allí encontraremos multitud de posibilidades se hará necesario elegir la que más convenga, en cualquier caso serán en torno a 8/10 descensos hasta la altura del hombro, el espaldar de las Flammes de Pierre, luego destrepes y según condiciones más rápeles en terreno tumbado pero delicado.

A la altura de la base de los inconfundibles pilares del Grand Dru tendremos que estar al tanto para atravesar hacia una ligera brecha (margen orográfico izquierdo) que se convierte en una larga vira rocosa que bordea toda la muralla y nos deposita en el glaciar. Desde aquí es evidente alcanzar el refugio y siempre atentos teniendo en cuenta que estamos en una zona peligrosa.

Es importante localizar el inicio de la vira, de lo contrario y si seguimos bajando, acabaremos en una zona comprometida que recibe desprendimientos, sobre todo en horas del mediodía.
Lleva su tiempo calcular 3 o 4 horas.


*MATERIAL.
10/12 anillos + mosquetones.
1 Jgo. Friends (repetir intermedios).
1 Jgo. Aliens o jgo. Fisureros.
Crampones y piolet.
Opcional : Mini infiernillo (no siempre encontraremos agua).

*LOGÍSTICA.
La ruta depende mucho de las condiciones existentes es una norte con sectores que rozan el oeste. Alcanzar el refugio de Charpoua en el día requiere un avance sin contratiempos, fluido y constante.

Si se decide ganar algunas horas, podremos vivaquear en la isleta rocosa y atacar al amanecer pero, claro está, cargaremos con un equipo extra para pasar la noche (si estamos curtiditos una chaqueta adicional de fibra o pluma y una funda de vivac serán suficientes para la noche toledana; de lo contrario saco ligero).


*PELIGROS OBJETIVOS Y CONSIDERACIONES SOBRE LA RUTA.
Los primeros 100 m. (corredor Lochmatter) y los otros siguientes 100 m. están expuestos a las descargas del nicho”… por lo que sería conveniente informarse en la oficina de Guías de las últimas novedades. esto es de máxima importancia teniendo en cuenta que los desprendimientos de los últimos años también afectaron a ésta vertiente.

Encontraremos terreno removido por caída de piedras y siempre que sea posible avanzar en ensamble asegurado.


La rimaya no suele ser un problema mayor pero los primeros metros nos pillarán en frío, un lomo pulido en torno a V que nos introduce en un corredor caótico.
Desde luego que la primera vista, según nos acercamos desde Grands Montets, resulta algo inquietante.
Pero, tranquilos, todo será diferente pasados los fríos de la mañana.




Luego vendrán unos magníficos diedros usualmente húmedos, aunque ya en roca franca y de escalada atlética, que nos dejarán en el inclasificable sector de arrastrar el cuerpo y avanzar lo mejor posible.

...espléndida escalada...
... offwith/chimenea...
... fisura Lambert...

El offwith/chimenea que da acceso a la travesía para alcanzar la fisura Lambert, es penosa de largo. Luego tras la fisura encontraremos la clave para saber si nos acompañará la suerte. Un terreno en torno a IV+/V que, de estar mojado o helado, nos retrasará muchísimo y se convertirá en el largo más duro de la ruta.

...zona clave segun condiciones...

A la altura del nicho y a diferentes niveles existen tres repisas, con vistas a la cara oeste, que permiten vivaquear aceptablemente.
Aquí tenéis un atardecer, justo en uno de los pequeños espacios (marcado como terraza en la siguiente foto/croquis)... ¡impresionante!.


La fisura Allain es la opción original (6A) y se encuentra en el lado izquierdo. La otra opción sería la fisura Martinetti (V) localizada a la derecha y que curiosamente no fue descubierta hasta la sexta repetición de la vía.

... inicio fisura Allain...
...larga y atlética...

A unos 70 m. de la cumbre se encuentra una vira de cuarzo donde se puede vivaquear a cubierto y que comunica por un pasadizo con la vertiente sur. Desde aquí también parte una línea de rápeles que nos lleva, de forma directa y por muros verticales hasta las inmediaciones del espaldar de las Flammes de Pierre.

El itinerario original a cumbre sigue, desde la vira de cuarzo y sin atravesar el pasadizo, una chimenea profunda y húmeda todavía en cara norte, que nos llevará directos a la cima.

... vira de cuarzo y pasadizo a vertiente sur...

*ESCALADA.
La vía es cambiante, dura y atlética. Son casi 900 m. en los que solo se recibirá sol a ultima hora de la tarde. El ambiente es riguroso y serio. El horario será un misterio y puede variar entre las 8/9 h. y las 12/14 h. suponiendo que no se imponga un vivac en cualquier punto del recorrido. A pesar de que siempre oigo aquello de que estas clásicas están llenas de clavos”…lo cierto es que yo nunca he tenido la suerte de repetirlas así.

Sin embargo, puede protegerse perfectamente con la artillería actual. La dificultad máxima será 6A si elegimos la fisura Allain o V si nos decantamos por la Martinetti. En ambos casos, los A0 quedan a gusto del consumidor según condiciones de la roca.

Una joya por la que mereceremos una buena cena con vino incluido y dormir con una sonrisilla tonta mientras pensamos en la siguiente.

... Leininger y Allain, tras la escalada...



10 comentarios:

  1. Fantástico Carlos , enhorabuena por el atrevimiento y la dedicación que requiere esto de compartir vía virtual las experiencias montañeras .Siempre es un placer leer con detenimiento tus escritos.
    Abrazo

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  2. Gracias, David... se intentará mejorar para no defraudar.
    Un abrazo.

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  3. Buena escalada,te envidio sanamente jejeje,enhorabuena.

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  4. Símplemente, magnífico. ¡Enorme este Carlos!

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    1. Gracias, Ivan... ya sabes... te espera sin prisas pero sin pausas.

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  5. Gracias Carlos, el equilibrio de tu relato me traslada a épocas de "El primero de la cuerda" ó Grieta en el Glaciar" ni que decir tiene que me has echo más joven con ello.

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    1. Bueno, Antonio... si te ha obligado a soñar... ¡misión cumplida!... eso ya es mucho.
      Un abrazo.

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  6. Bonito y util post. Este verano estamos planteandonos ir para allá. Oye una pregunta. Sabes donde puedo encontrar los tracks para el GPS de la aproximación. Muchas gracias

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    1. Gracias, Josete.
      No te hará falta GPS para esta aproximación. Llegas a Montenvers o Grand Montets y ¡zas! lo ves todo claro, clarinete.
      Suerte y un abrazo.

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